martes, 29 de diciembre de 2015

Trekking en el Cañón del Colca (Arequipa), el cañón más profundo del mundo

Después de ver las líneas de Nazca, mi tío Manolo y yo proseguimos nuestro camino hacia el sur. Era hora de pasar a la montaña, más concretamente a la Cordillera de los Andes.


Tras viajar en autobús toda la noche, por fin llegamos a la ciudad de Arequipa, la segunda más poblada de Perú.

La tradición cuenta que el inca Mayta Cápac, al pasar por este valle, recibió la petición de sus súbditos de quedarse en la comarca para poblarla, pues quedaron maravillados por la belleza del paisaje y la suavidad del clima. A lo que el inca respondió "Ari qhipay" (en quechua: "Sí, quedaos"); ésta fue la etimología que se utilizó para traducir el nombre a Arequipa posteriormente.

Plaza de Armas de Arequipa

La ciudad se encuentra a 2.300 metros de altura y está rodeada por varios volcanes. El más cercano es el Misti, a casi 6.000 metros de altura.

Ciudad de Arequipa con el volcán Misti al fondo

Tras caminar por la ciudad durante todo el día y comer las especialidades culinarias arequipeñas como el rocoto relleno (pica de carajo pero está buenísimo), nos fuimos al Hostel a descansar ya que al día siguiente salíamos para el Cañón del Colca bien temprano (a las tres de la mañana).


Después de tres horas de conducción por la montaña, al llegar al cañón nuestra primera visión fue esta:


Estábamos a casi 5.000 metros de altura, la falta de aire y el cansancio se empezaban a notar. No problem, un par de infusiones de coca y como nuevos.


Acto seguido, nos fuimos hasta la Cruz del Cóndor. Nuestra intención era ver planear al ave que más alto vuela del mundo (puede llegar hasta los 7.000 metros) y la que más grande es (puede pasar de los tres metros de envergadura).


Ahora venía lo más duro, descender caminando por todo el Cañón hasta el río.
Nos juntamos un buen grupo y empezamos el trekking. Mi tío era el mayor con diferencia pero el que más ganas tenía también:


Tardamos casi siete horas en completar esta primera etapa. Fueron 8 km de bajada más otros 10 bordeando el río subiendo y bajando hasta llegar a la zona donde íbamos a dormir.





Fue bastante duro para todos pero con estas vistas quién se iba a rendir.

Aquí es donde dormimos

Primera etapa completada, muy contento


Relaxing time


El día siguiente amanecía muy temprano para nosotros. El guía le había dicho a mi tío que la subida iba a ser mucho más dura pues había que subir un desnivel de 1.200 metros, es decir, pasar de 2.000 a 3.200 metros de altura. Fue por eso por lo que decidimos salir una hora antes que el resto del grupo. Varios subieron en mula o sin las mochilas pero mi tío se negó pese a que la colina se veía mega masiva desde abajo. A mitad de camino yo mismo le pregunté si quería que le llevase la mochila pero casi me da una hostia. Estaba empeñado en subir todo el cañón el mismo sin la ayuda de nadie. Me sorprendió mucho la verdad. A mi me estaba costando la vida, es todo un guerrero. Cuando por fin llegamos a la cima, un excelente caminante se le acercó y le dijo que estaba muy orgulloso de él, que se había ganado su respeto. Fue un momento muy emotivo, toda la gente se puso a aplaudir. Y yo más orgulloso que nadie chillando ¡es mi tío!


Tras comer y descansar algo, el guía nos llevó a unas aguas termales que estaban cerca del Cañón. En alguna de las piscinas el agua llegaba hasta los 60ºC, ni el dedo pude meter ahí.


En el camino de vuelta a Arequipa nos cruzamos con cientos de animales andinos:


lunes, 28 de diciembre de 2015

El único oasis de toda América y las famosas líneas de Nazca

Si bajases tres horas hacia el Sur desde Paracas por la carretera o atravesando el desierto te encontrarías con algo insólito.



Se trata de concretamente el único oasis que hay en toda América: el oasis de la Huacachina.



La leyenda cuenta que una joven doncella llamada Huacay China se enamoró de un joven guerrero. Después de casarse, el guerrero tuvo que ir a una guerra en la que murió. Tras enterarse de la noticia la joven Huacay China se impregnó de tristeza y fue a llorar al campo de girasoles donde se habían visto por primera vez. La joven Huacay China lloró día tras día, hasta que las lágrimas de su llanto formaron una pequeña laguna. Un día cuando ya oscurecía un joven pasó por la laguna y vio a la joven Huacay China. Ella, al darse cuenta de que la observaban, empezó a correr. Cuando el joven ya la iba a alcanzar ella se lanzó a la laguna. Esperó durante horas hasta que el joven se fuera, cuando salió se dio cuenta de que ya no tenía piernas. Ahora era una hermosa sirena, dándole así el nombre a la laguna.



Es un sitio acojonante. Yo nunca había visto un oasis. Además, puedes caminar durante horas por las dunas y no vas a ver nada más que arena:





Mi Tío Manolo y yo nos nos lo pasamos como enanos:


Una cosa que también mola mucho hacer aquí es sandboard:


Ya sea tumbado o de pié:



También es un buen sitio para comer chancho al palo con carapulcra (mi comida favorita peruana) en el restaurante Ruma Wasi, a la entrada de la ciudad de Ica:




Ya en Ica con el estómago lleno, mi tío y yo decidimos subirnos al primer bus con destino Nazca. Tardamos un par de horas en llegar pero mereció la pena.
Una vez en esta ciudad nos fuimos directos al pequeño aeropuerto que tienen allí montado para subirnos a las avionetas y ver las famosas líneas de Nazca:




Toda una experiencia. El día estaba despejado y se podían ver todas las lineas con claridad. La cuestión ahora es ¿quién hizo estas líneas? Hay muchas que parecen hechas con una maquinaria demasiado moderna para el siglo en el que se hicieron. No sé. Cada uno puede pensar lo que quiera hasta que se demuestre lo contrario.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Visita a la Reserva Nacional de Paracas

La Reserva Nacional de Paracas es una zona protegida del Perú ubicada en la Provincia de Pisco, a tres horas de Lima hacia el Sur. Pertenece al departamento de Ica, uno de los más desérticos de la costa peruana.

Esta Reserva fue creada con el fin de conservar una porción del mar y del desierto del Perú, dando protección a las diversas especies de flora y fauna silvestres que allí viven.

Uno de los tours que puedes hacer allí, además de surfear la Isla de San Gallán, es visitar las Islas Ballestas. En ellas verás multitud de especies acuáticas como lobos marinos, pingüinos de Humboldt (que están en peligro de extinción) o aves guaneras como el piquero, el guanay y el pelícano.





El agua no está especialmente caliente, debido principalmente a que proviene del sur del continente. Y su afloramiento produce una gran abundancia de plancton que nutre a peces, crustáceos y moluscos.

De camino a las Islas Ballestas y a San Gallán hay un Candelabro grabado en roca que tiene una extensión de 120 metros. Está mayormente tapado con arena pero nunca se llega a borrar por completo debido a los vientos que siempre están quitando el exceso de arena de los canales. Se cree que tiene relación directa con las líneas y geoglíficos de Nazca.




Ya en tierra, lo que mejor puedes hacer es ir a comer a alguna calita de la Reserva, hay multitud de restaurantes y el ceviche que preparan en esta zona no está nada mal la verdad:



Después de comer siempre apetece dar un paseito para bajar la comida y seguir conociendo algunos de sus escondites. Todas las playas que tiene son preciosas la verdad, lo malo es que siempre están con bastante viento, lo que hace que las olas no sean surfeables:



Pero lo más divertido sin lugar a dudas es conducir por las dunas, ¡sobretodo si tienes un 4x4! Lo malo es que a veces los desniveles no se ven venir y pueden pasar cosas como estas:


Un "pequeño salto" de más de cinco metros que envíe tu coche directamente al taller.


Pero el atardecer siempre hay que llegar a verlo.


Ya sea mirando a San Gallán con el gran Pablo y mi Tío Manolo:


En la duna más alta de la Reserva con los amigos:


O en el Kokopelli, el Hostel más liante de la historia:



jueves, 24 de diciembre de 2015

Surfing mágico en la Reserva Nacional de Paracas

Hace un par de semanas fui invitado a formar parte de una comitiva que iba a surfear en la Reserva Natural de Paracas, concretamente en la Isla de San Gallán.

Esta comitiva esta formada por seis peruanos además de por mi buen amigo valenciano Roque y por el comandante al mando de la expedición Don Vitucho.

Con todo, el jueves a la noche parte del equipo pusimos rumbo al sur desde Lima. Teníamos por delante casi 4 horas de viaje:


Al llegar a Paracas fuimos directos a dormir ya que en pocas horas nos levantábamos.

El día siguiente amanecía despejado, los pescadores traían sus capturas nocturnas al puerto y nosotros estábamos listos para salir en la búsqueda de esta ola mágica:



La verdad es que el día pintaba increíble:




El barco bordeó casi toda la península de la Reserva Natural. La estampa estaba siendo preciosa:


Tras casi una hora de viaje por fin divisamos la isla y con ella, las olas. Ahora tocaba ponerse el traje lo más rápido posible y saltar al agua:


Las olas no fallaron. Decían que la dirección no era la perfecta pero ¡vaya derechas!





La última sección de la ola estaba llena de leones marinos.

No había nadie más surfeando, como era de esperar, sólo varios cientos de leones marinos observando:


Nosotros salíamos de vez en cuando para comer algo y reponer fuerzas. Las olas, sin embargo, no pararon durante las más de 6 horas que estuvimos allí:


Lo más curioso de este spot es que la ola rompe hacia mar adentro, es decir, cada vez se separa más del continente. Es bastante surreal porque estás esperando la ola mirando hacia el Este:

El swell entra desde el sur y bordea la Isla San Gallán de derecha a izquierda, por lo que tu surfeas de Este a Oeste.

Cuando ya no podíamos más, el comandante puso rumbo a tierra firme, donde nos esperaba un suculento ceviche para cerrar esta maravillosa mañana que espero repetir pronto.