Como he estado mucho tiempo sin actualizar el blog (y me da rabia no hacerlo) voy a contar a continuación, con un par de fotos, cómo me ha ido, cómo es mi vida más o menos aquí en Lima y a lo que me he dedicado estos últimos cuatro meses.
He seleccionado algunos de los momentos más especiales que he tenido porque es muy difícil resumirlos todos ya que he vivido un montón de experiencias y de anécdotas pero lo intentaré para que os hagáis una idea.
Después del surftrip a Chicama con Mariano y el resto de la cuadrilla me tocó la visita sorpresa de mi hermano Pedro. Lo malo es que fue en plenos exámenes parciales y no pude dedicarle todo el tiempo que me hubiese gustado. Aún así espero que vuelva ;)
Volviendo a la visita de mi hermano, un día subimos al Cerro para encender una vela y pedirle a San Cristóbal por mis estudios, como le pidió el Pizarro para derrocar a los cuzqueños que querían invadir Lima. Creo que tendré que volver este cuatrimestre porque la verdad es que me ha ido muy bien!
Justo esa semana también me visitaron mis amigos Jorge y Guille, que venían de Argentina para pasar unos días en Lima antes de ir al norte a surfear. Todos fuimos subimos al cerro.
Y nos tomamos un par de pisco sours en el Hotel Bolívar, supuestamente el mejor sitio de la ciudad para tomarlos.
Estos son unos pisco sours de Paracas, obsérvese el color dependiendo de la fruta empleada:
Los domingos solíamos ir a comer unas Parihuelas (sopas de marisco) al mercado de La Magdalena por el módico precio de 15 soles (4 euros).
Con la primera gran crecida de mar, Pedro y Mariano se fueron al norte. Como dicen aquí: "se coronaron" (es decir, cogieron unas olas de la hostia). El maldito de Marian me partió el 6,3 en este viaje!!!! (te perdono).
Yo me tuve que quedar en casa estudiando y entreteniéndome haciéndole fotos al portero del edificio cuando se quedaba dormido. Es sorprendente la filosofía que hay aquí de "si tienes sueño cierra los ojos y ponte a dormir". Es rara la vez en la que no te encuentras a alguien echando una siestecilla en la calle, en la Universidad o en el transporte público como si fuera lo más normal del mundo (que en verdad lo es). Lo mismo con amamantar al bebé, en cualquier parte también.
Un de esos días de soledad en casa vinieron mis amigos de clase a estudiar y terminamos haciendo lasagna. El chef Carlitos la tiene bastante dominada la verdad. Como la fuente era muy grande decidimos invitar a más gente para que la probasen y así reunirnos todos por un rato. Vinieron varios amigos y amigas de Intercambio. Terminamos cenando doce:
Por cosas del destino, justo el día que hacía mi último examen, Pedro y Mariano tenían el billete de vuelta a España. Como el contrato del piso se nos terminaba y yo no podía pagar todo el alquiler en solitario decidí mudarme a casa de Cefe, que me acogió encantado (a que si Cefe? jaja) en el Parque Kennedy, a escasos diez minutos de donde vivía yo con Marian.
Bueno, para los que no lo conozcáis, Cefe es de Pontevedra y le conozco desde hace más de quince años, es primo de un buen amigo mío y por motivos de trabajo lleva en Perú desde febrero.
La parte de arriba de su casa es una terraza pero, al igual que el resto de la casa, no esta amueblada, así que tuvimos que ponernos manos a la obra.
La cama que me compré no nos entraba por la puerta y tuvimos que meterla por la ventana del primer piso. Es gigante pero es la única que encontré en la que no me salían los piés. También compramos una pedazo parrilla y empezamos a darle forma a la terraza con los pallets que Cefe se subía del puerto. La casa iba pillando forma.
Una vez fuimos a por más pallets cerca del aeropuerto. No se como pero conseguimos llegar a un almacén gigante donde trabajaban dos personas. Una de ellas se quedaba vigilando los camiones y los carros (coches) para que no los robasen y la otra trepaba por los pallets hasta unos diez metros de altura para descolgarse con el pallet al hombro. Fue de lo más underground que he visto en mucho tiempo.
Un fin de semana, Fernando (un amigo peruano) nos invitó a su casa de Cerro Azul. Fuimos gente de varios países, principalmente Francia. Nos lo pasamos muy bien y cogimos muy buenas olas. El sitio y la casa eran la bomba. Fue un fin de semana muy divertido.
A la vuelta, la Universidad me invitó a conocer sus instalaciones agrarias de Huaral, dos horas al norte:
También aproveché para ir a ver el partido amistoso Perú-México previo a la Copa América con mis amigos mexicanos. Fue uno de los partidos más aburridos que he visto jajaja pero me lo pasé muy bien con esta gente.
Aprovechando un par de días festivos, la spanish crew nos fuimos al norte chico a surfear el famoso pointbreak Centinela. El sitio es mágico la verdad y nos cuadraron un par de olas muy divertidas y prácticamente solos.
A la vuelta paramos a comer en el Restaurante Warmy de Huaral, supuestamente el mejor lugar para probar el famoso chancho (cerdo) al palo (a la parrilla).
Otra historia digna de mención fui mi intento de comprarme un coche. Yo quería algo barato para poder ir a la playa de vez en cuando. Primero busqué por internet y en el periódico pero no encontraba ninguno que se adaptase a mi presupuesto. Un día, saliendo del mercado de comernos una buena parihuela, vi un coche con bastante mala pinta. Parecía que llevase cien años aparcado allí. Le vi una pegatina que ponía "Morey" (como la de los bodyboards) y pensé "este coche tiene que ser mío". Me pasé un rato indagando sobre el precio y el propietario hablando con el "gorrillaas" de la zona. Él fue quien me dijo que el propietario era un Pastor que no quería conducir más porque estaba cansado del tráfico y porque estaba mayor y que lo vendía por 2.000 soles, es decir, menos de 600 euros. Este si que entraba en mi presupuesto. ¡Era el coche más barato que había visto con diferencia!
Pude comprárselo al toque pero Marian y Pedro decidieron forzar la máquina haciéndose pasar por pastores para conseguir rebajarle cien euros más. La jugada me salió cara. Os juro que los días siguientes fueron completamente surreales, muchas conversaciones raras, oraciones, bendiciones pero nada tenía sentido. Creo que al final el pastor se dio cuenta y nos crucificó. Adiós carro.
Cuando daba por nulas mis opciones de comprarme un coche vi en la tele que el Estado estaba subastando los coches que había embargado. No lo pensé ni un momento y allí lo fui, a San Juan del Lurigancho, el distrito más poblado de todo Sudamérica. Me adentré en una subasta pero no pujé por nada. No lo vi claro. Era el único extranjero entre las más de doscientas personas que había y aún por encima la mayoría eran mecánicos, no tenía nada que hacer.
Otro evento especial fue el cumple de Eri, que estamos juntos en clase. Nos juntamos varios compañeros en casa para hacer una barbacoa y un poco de "kalimotxo". Fue muy divertido!
Por esos días también se dejó ver el gran Yaguezz, recién llegado de las Islas Mentawaii y que estaba en Lima por negocios. Hacía muchos años que no le veía. Un abrazo grande mi bro!!!!
También resaltaría el gran cumpleaños del Chato Wurst, patrocinado por Corona (en España Coronita), y su lanzamiento global. Fue la bomba!!!
Como era el primer San Juan que no pasaba en Coruña, decimos hacer algo en casa. Buscamos sardinas pero ni de coña así que hicimos un churrasquito y varios criollos.
Termino con uno de los baños que guardo mejor recuerdo. Kevin, Gon y yo mano a mano al lado del espigón de Villa El Salvador.
He seleccionado algunos de los momentos más especiales que he tenido porque es muy difícil resumirlos todos ya que he vivido un montón de experiencias y de anécdotas pero lo intentaré para que os hagáis una idea.
Después del surftrip a Chicama con Mariano y el resto de la cuadrilla me tocó la visita sorpresa de mi hermano Pedro. Lo malo es que fue en plenos exámenes parciales y no pude dedicarle todo el tiempo que me hubiese gustado. Aún así espero que vuelva ;)
En total, he tenido y aprobado ya seis asignaturas:
-Química Farmacéutica
-Fisiología
-Farmacología
-Toxicología
-Farmacoterapia
-Y Biofarmacia
Casi todas tenían laboratorio así que de los cuatro días que tenía clase a la semana dos los pasaba prácticamente enteros en la facultad, a la cual llegaba en el Metropolitano (es un autobús que cuenta con un carril para el solo, muy importante en Lima porque hay un atascazo de morir) en apenas 40 minutos. Entraba en clase a las 8 y llegaba a las 8 a casa. El lunes entraba un poco más tarde así que me daba tiempo a ir a surfear, el martes lo tenía entero libre y el viernes salía antes así que me podía dar otro bañito. En total surfeaba casi cinco días a la semana. Todo un lujo.
-Química Farmacéutica
-Fisiología
-Farmacología
-Toxicología
-Farmacoterapia
-Y Biofarmacia
Casi todas tenían laboratorio así que de los cuatro días que tenía clase a la semana dos los pasaba prácticamente enteros en la facultad, a la cual llegaba en el Metropolitano (es un autobús que cuenta con un carril para el solo, muy importante en Lima porque hay un atascazo de morir) en apenas 40 minutos. Entraba en clase a las 8 y llegaba a las 8 a casa. El lunes entraba un poco más tarde así que me daba tiempo a ir a surfear, el martes lo tenía entero libre y el viernes salía antes así que me podía dar otro bañito. En total surfeaba casi cinco días a la semana. Todo un lujo.
El nivel académico de esta mi Universidad peruana es muy alto, me atrevería a compararlo con el de la USC. No voy a negar que esto fuese una sorpresa para mi pero hay que reconocer que ha sido una sorpresa muy positiva ya que estoy aprendiendo mucho más y le estoy cogiendo más cariño a la Farmacia gracias a mis compañeros y profesores.
Mi hermano apareció con Marian un día en el laboratorio sin avisar. Qué risas. |
Volviendo a la visita de mi hermano, un día subimos al Cerro para encender una vela y pedirle a San Cristóbal por mis estudios, como le pidió el Pizarro para derrocar a los cuzqueños que querían invadir Lima. Creo que tendré que volver este cuatrimestre porque la verdad es que me ha ido muy bien!
Luego visitamos la Plaza de Armas de Lima (la catedral está a la izquierda).
Y nos tomamos un par de pisco sours en el Hotel Bolívar, supuestamente el mejor sitio de la ciudad para tomarlos.
Estos son unos pisco sours de Paracas, obsérvese el color dependiendo de la fruta empleada:
Los domingos solíamos ir a comer unas Parihuelas (sopas de marisco) al mercado de La Magdalena por el módico precio de 15 soles (4 euros).
Antes de que viniera Peter, el padre de mis hermanos Álex, Lalo y Guille nos invitó a cenar. Él está viviendo aquí en Lima desde hace un tiempo ya y es nuestro ángel de la guarda. Le mando un abrazo desde aquí!
Con la primera gran crecida de mar, Pedro y Mariano se fueron al norte. Como dicen aquí: "se coronaron" (es decir, cogieron unas olas de la hostia). El maldito de Marian me partió el 6,3 en este viaje!!!! (te perdono).
Yo me tuve que quedar en casa estudiando y entreteniéndome haciéndole fotos al portero del edificio cuando se quedaba dormido. Es sorprendente la filosofía que hay aquí de "si tienes sueño cierra los ojos y ponte a dormir". Es rara la vez en la que no te encuentras a alguien echando una siestecilla en la calle, en la Universidad o en el transporte público como si fuera lo más normal del mundo (que en verdad lo es). Lo mismo con amamantar al bebé, en cualquier parte también.
Un de esos días de soledad en casa vinieron mis amigos de clase a estudiar y terminamos haciendo lasagna. El chef Carlitos la tiene bastante dominada la verdad. Como la fuente era muy grande decidimos invitar a más gente para que la probasen y así reunirnos todos por un rato. Vinieron varios amigos y amigas de Intercambio. Terminamos cenando doce:
Por cosas del destino, justo el día que hacía mi último examen, Pedro y Mariano tenían el billete de vuelta a España. Como el contrato del piso se nos terminaba y yo no podía pagar todo el alquiler en solitario decidí mudarme a casa de Cefe, que me acogió encantado (a que si Cefe? jaja) en el Parque Kennedy, a escasos diez minutos de donde vivía yo con Marian.
Bueno, para los que no lo conozcáis, Cefe es de Pontevedra y le conozco desde hace más de quince años, es primo de un buen amigo mío y por motivos de trabajo lleva en Perú desde febrero.
La parte de arriba de su casa es una terraza pero, al igual que el resto de la casa, no esta amueblada, así que tuvimos que ponernos manos a la obra.
La cama que me compré no nos entraba por la puerta y tuvimos que meterla por la ventana del primer piso. Es gigante pero es la única que encontré en la que no me salían los piés. También compramos una pedazo parrilla y empezamos a darle forma a la terraza con los pallets que Cefe se subía del puerto. La casa iba pillando forma.
Una vez fuimos a por más pallets cerca del aeropuerto. No se como pero conseguimos llegar a un almacén gigante donde trabajaban dos personas. Una de ellas se quedaba vigilando los camiones y los carros (coches) para que no los robasen y la otra trepaba por los pallets hasta unos diez metros de altura para descolgarse con el pallet al hombro. Fue de lo más underground que he visto en mucho tiempo.
Un fin de semana, Fernando (un amigo peruano) nos invitó a su casa de Cerro Azul. Fuimos gente de varios países, principalmente Francia. Nos lo pasamos muy bien y cogimos muy buenas olas. El sitio y la casa eran la bomba. Fue un fin de semana muy divertido.
A la vuelta, la Universidad me invitó a conocer sus instalaciones agrarias de Huaral, dos horas al norte:
También aproveché para ir a ver el partido amistoso Perú-México previo a la Copa América con mis amigos mexicanos. Fue uno de los partidos más aburridos que he visto jajaja pero me lo pasé muy bien con esta gente.
Aprovechando un par de días festivos, la spanish crew nos fuimos al norte chico a surfear el famoso pointbreak Centinela. El sitio es mágico la verdad y nos cuadraron un par de olas muy divertidas y prácticamente solos.
A la vuelta paramos a comer en el Restaurante Warmy de Huaral, supuestamente el mejor lugar para probar el famoso chancho (cerdo) al palo (a la parrilla).
Otra historia digna de mención fui mi intento de comprarme un coche. Yo quería algo barato para poder ir a la playa de vez en cuando. Primero busqué por internet y en el periódico pero no encontraba ninguno que se adaptase a mi presupuesto. Un día, saliendo del mercado de comernos una buena parihuela, vi un coche con bastante mala pinta. Parecía que llevase cien años aparcado allí. Le vi una pegatina que ponía "Morey" (como la de los bodyboards) y pensé "este coche tiene que ser mío". Me pasé un rato indagando sobre el precio y el propietario hablando con el "gorrillaas" de la zona. Él fue quien me dijo que el propietario era un Pastor que no quería conducir más porque estaba cansado del tráfico y porque estaba mayor y que lo vendía por 2.000 soles, es decir, menos de 600 euros. Este si que entraba en mi presupuesto. ¡Era el coche más barato que había visto con diferencia!
Pude comprárselo al toque pero Marian y Pedro decidieron forzar la máquina haciéndose pasar por pastores para conseguir rebajarle cien euros más. La jugada me salió cara. Os juro que los días siguientes fueron completamente surreales, muchas conversaciones raras, oraciones, bendiciones pero nada tenía sentido. Creo que al final el pastor se dio cuenta y nos crucificó. Adiós carro.
Cuando daba por nulas mis opciones de comprarme un coche vi en la tele que el Estado estaba subastando los coches que había embargado. No lo pensé ni un momento y allí lo fui, a San Juan del Lurigancho, el distrito más poblado de todo Sudamérica. Me adentré en una subasta pero no pujé por nada. No lo vi claro. Era el único extranjero entre las más de doscientas personas que había y aún por encima la mayoría eran mecánicos, no tenía nada que hacer.
Otro evento especial fue el cumple de Eri, que estamos juntos en clase. Nos juntamos varios compañeros en casa para hacer una barbacoa y un poco de "kalimotxo". Fue muy divertido!
Por esos días también se dejó ver el gran Yaguezz, recién llegado de las Islas Mentawaii y que estaba en Lima por negocios. Hacía muchos años que no le veía. Un abrazo grande mi bro!!!!
También resaltaría el gran cumpleaños del Chato Wurst, patrocinado por Corona (en España Coronita), y su lanzamiento global. Fue la bomba!!!
Como era el primer San Juan que no pasaba en Coruña, decimos hacer algo en casa. Buscamos sardinas pero ni de coña así que hicimos un churrasquito y varios criollos.
Nos juntamos una buena gente!
Termino con uno de los baños que guardo mejor recuerdo. Kevin, Gon y yo mano a mano al lado del espigón de Villa El Salvador.