Tras viajar en autobús toda la noche, por fin llegamos a la ciudad de Arequipa, la segunda más poblada de Perú.
La tradición cuenta que el inca Mayta Cápac, al pasar por este valle, recibió la petición de sus súbditos de quedarse en la comarca para poblarla, pues quedaron maravillados por la belleza del paisaje y la suavidad del clima. A lo que el inca respondió "Ari qhipay" (en quechua: "Sí, quedaos"); ésta fue la etimología que se utilizó para traducir el nombre a Arequipa posteriormente.
Plaza de Armas de Arequipa
La ciudad se encuentra a 2.300 metros de altura y está rodeada por varios volcanes. El más cercano es el Misti, a casi 6.000 metros de altura.
Ciudad de Arequipa con el volcán Misti al fondo
Tras caminar por la ciudad durante todo el día y comer las especialidades culinarias arequipeñas como el rocoto relleno (pica de carajo pero está buenísimo), nos fuimos al Hostel a descansar ya que al día siguiente salíamos para el Cañón del Colca bien temprano (a las tres de la mañana).
Después de tres horas de conducción por la montaña, al llegar al cañón nuestra primera visión fue esta:
Estábamos a casi 5.000 metros de altura, la falta de aire y el cansancio se empezaban a notar. No problem, un par de infusiones de coca y como nuevos.
Acto seguido, nos fuimos hasta la Cruz del Cóndor. Nuestra intención era ver planear al ave que más alto vuela del mundo (puede llegar hasta los 7.000 metros) y la que más grande es (puede pasar de los tres metros de envergadura).
Ahora venía lo más duro, descender caminando por todo el Cañón hasta el río.
Nos juntamos un buen grupo y empezamos el trekking. Mi tío era el mayor con diferencia pero el que más ganas tenía también:
Tardamos casi siete horas en completar esta primera etapa. Fueron 8 km de bajada más otros 10 bordeando el río subiendo y bajando hasta llegar a la zona donde íbamos a dormir.
Fue bastante duro para todos pero con estas vistas quién se iba a rendir.
El día siguiente amanecía muy temprano para nosotros. El guía le había dicho a mi tío que la subida iba a ser mucho más dura pues había que subir un desnivel de 1.200 metros, es decir, pasar de 2.000 a 3.200 metros de altura. Fue por eso por lo que decidimos salir una hora antes que el resto del grupo. Varios subieron en mula o sin las mochilas pero mi tío se negó pese a que la colina se veía mega masiva desde abajo. A mitad de camino yo mismo le pregunté si quería que le llevase la mochila pero casi me da una hostia. Estaba empeñado en subir todo el cañón el mismo sin la ayuda de nadie. Me sorprendió mucho la verdad. A mi me estaba costando la vida, es todo un guerrero. Cuando por fin llegamos a la cima, un excelente caminante se le acercó y le dijo que estaba muy orgulloso de él, que se había ganado su respeto. Fue un momento muy emotivo, toda la gente se puso a aplaudir. Y yo más orgulloso que nadie chillando ¡es mi tío!
Tras comer y descansar algo, el guía nos llevó a unas aguas termales que estaban cerca del Cañón. En alguna de las piscinas el agua llegaba hasta los 60ºC, ni el dedo pude meter ahí.
En el camino de vuelta a Arequipa nos cruzamos con cientos de animales andinos:
Tardamos casi siete horas en completar esta primera etapa. Fueron 8 km de bajada más otros 10 bordeando el río subiendo y bajando hasta llegar a la zona donde íbamos a dormir.
Fue bastante duro para todos pero con estas vistas quién se iba a rendir.
Aquí es donde dormimos
Primera etapa completada, muy contento
Relaxing time
El día siguiente amanecía muy temprano para nosotros. El guía le había dicho a mi tío que la subida iba a ser mucho más dura pues había que subir un desnivel de 1.200 metros, es decir, pasar de 2.000 a 3.200 metros de altura. Fue por eso por lo que decidimos salir una hora antes que el resto del grupo. Varios subieron en mula o sin las mochilas pero mi tío se negó pese a que la colina se veía mega masiva desde abajo. A mitad de camino yo mismo le pregunté si quería que le llevase la mochila pero casi me da una hostia. Estaba empeñado en subir todo el cañón el mismo sin la ayuda de nadie. Me sorprendió mucho la verdad. A mi me estaba costando la vida, es todo un guerrero. Cuando por fin llegamos a la cima, un excelente caminante se le acercó y le dijo que estaba muy orgulloso de él, que se había ganado su respeto. Fue un momento muy emotivo, toda la gente se puso a aplaudir. Y yo más orgulloso que nadie chillando ¡es mi tío!
Tras comer y descansar algo, el guía nos llevó a unas aguas termales que estaban cerca del Cañón. En alguna de las piscinas el agua llegaba hasta los 60ºC, ni el dedo pude meter ahí.
En el camino de vuelta a Arequipa nos cruzamos con cientos de animales andinos: