La llaman el Viejo Continente, el mundo antiguo, la cuna de nuestra civilización.
En sus tierras, el Homo Sapiens aprendió a sembrar y Atila a pisotear y a hacer retroceder la misma hierba miles de años después.
El continente europeo alberga una historia llena de conflictos y logros. Llena de vida y también de muerte. Su historia no ha sido, ni es, sencilla de entender.
Luego de que muchos sedentarios evolucionaran sus técnicas a través de siglos, las tierras europeas vieron florecer la perfeccionista civilización griega, llena de héroes y dioses, de amor y de odio.
Roma se encargó de fortalecer este legado y añadió otras tantas facetas, como por ejemplo las formas de gobernar, para bien o para mal.
El fin del Imperio Romano trajo la división del antiguo mundo. Crecieron reinos cada vez más poderosos. España fue uno de ellos. Inglaterra, Francia y Portugal otros.
Si no fuera por la detención del avance musulmán en Poiters, probablemente me llamaría algo así como Mohamed.
Fue la fusión de la religión cristiana con los nuevos poderes, plasmada en los reyes católicos, la que hizo posible que gracias a su "bendición" en un marino italiano conociéramos las tierras del mas allá, Las Américas.
La fusión de culturas y el totalitarismo de las acciones de los reyes hizo que prestigiosos hombres lucharan por la igualdad en el Renacentismo, tanto física como mentalmente.
Muchos hombres murieron, muchos reinos cayeron, grandes guerras se desataron y aún peores estarían por llegar.
La Reforma fue un golpe por frenar la corrupción de la iglesia en el poder, pero las divisiones no cesaron.
Con el fin de la Bastilla, un nuevo orden parecía haber llegado. Apareció un pequeño militar francés llamado Napoleón que trató de unificar Europa bajo su mando. No lo consiguió. La unión de otros países se lo impidió.
Con todo esto, las máquinas hicieron su aparición. El nacimiento de la empresa como fuente de poder acaparó la atención.
Y la Revolución Industrial produjo unos cambios en los niveles de vida de la humanidad inimaginables.
El proletariado exigió pero la burguesía no escuchó mucho. Hechos que plasmó muy bien Chaplin en el cine.
Pero las guerras mundiales prosiguieron. La última, con un líder apocalíptico y con millones de muertes de inocentes. Pero una vez más, el bloque de países le hizo frente, terminando así con el terror para ver a Europa unificada como nunca antes.
Texto original: Blogitravel.com
Modificaciones: Paul Montana/Will Ogilvie
Imágenes: Juan Fernández
Imágenes: Juan Fernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario