Este domingo bien temprano pusimos rumbo hacia el sur de Galicia Iria y yo. Según me habían contado había un spot cerca de Oporto que llevaba varias semanas rompiendo bien y decidimos bajar hasta allí para comprobarlo.
Nuestra primera parada fue en Pontevedra. Cogimosa Ciroa Edu y fuimos para a comer al Asador Remo de Pontevedra, uno de mis lugares favoritos para comer en toda Galicia por la calidad de sus platos, su buen precio y por la excelente atención de sus trabajadores.
Estuvimos comiendo hasta casi las seis de la tarde y luego proseguimos hasta Vigo ya con el estómago bien lleno.
Una vez en Vigo dejamos todo en el hotel y nos fuimos a dar una vuelta por el centro y a cenar con los amigos de la zona.
Pero nos fuimos pronto a dormir porque el parte para la mañana siguiente era muy bueno. Y así fue. Cuando llegamos a la playa después de casi dos horas de carretera nos encontramos con lo que queríamos. Una olas muy divertidas y prácticamente solos.
No lo dudé ni un segundo. Me enfundé mi nuevo Billabong Xero Furnace 4x3 con los escarpines y los guantes (la ola rompía en la desembocadura de un río y el agua estaba helada) y me fui directo al agua.
Estuve casi tres horas surfeando y no pasé nada de frío. Cogí muchas olas y volví al parking más feliz que una perdiz. Ya podía volver tranquilo a casa.
Mientras volvíamos paramos a ver cierto spot que no salía nada mal. Era lo que faltaba para terminar un día perfecto.
Nuestra primera parada fue en Pontevedra. Cogimosa Ciroa Edu y fuimos para a comer al Asador Remo de Pontevedra, uno de mis lugares favoritos para comer en toda Galicia por la calidad de sus platos, su buen precio y por la excelente atención de sus trabajadores.
Estuvimos comiendo hasta casi las seis de la tarde y luego proseguimos hasta Vigo ya con el estómago bien lleno.
Una vez en Vigo dejamos todo en el hotel y nos fuimos a dar una vuelta por el centro y a cenar con los amigos de la zona.
No lo dudé ni un segundo. Me enfundé mi nuevo Billabong Xero Furnace 4x3 con los escarpines y los guantes (la ola rompía en la desembocadura de un río y el agua estaba helada) y me fui directo al agua.
Estuve casi tres horas surfeando y no pasé nada de frío. Cogí muchas olas y volví al parking más feliz que una perdiz. Ya podía volver tranquilo a casa.
Mientras volvíamos paramos a ver cierto spot que no salía nada mal. Era lo que faltaba para terminar un día perfecto.
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